13 abril 2016

Asaltos en la T2 del AICM

Asaltos en la T2 del AICM

  
   
AICM terminal 2. (Archivo/Cuartoscuro)
En la primera planta de la Terminal 2 del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México hay un OXXO. Está al lado de la llegada nacional. La madrugada del lunes de la semana pasada, ese local, que por cierto está al lado de una oficina de la Policía Federal, sufrió un intento de asalto.

No fue un asalto típico. Su autor, un individuo de 43 años de edad, llegó hasta el local, tomó un refresco en envase de vidrio, lo rompió, y con la botella amagó a la cajera, a quien pidió el dinero de la caja. Según el reporte policiaco, otro dependiente entró al quite, inmovilizó al presunto asaltante y lo entregó a policías de la Secretaría de Seguridad Pública. Pero al ser puesto ante el Ministerio Público, médicos legistas llegaron a la conclusión de que el detenido padece una enfermedad mental. Fue remitido al Fray Bernardino, donde le diagnostican esquizofrenia paranoide. Por ello, y porque el asalto no se consumó, el asaltante fue dejado en libertad.

Por singular que parezca, el incidente del OXXO no es, sin embargo, un caso aislado. Según testimonios de primera mano, confirmados con otras fuentes, en la Terminal 2 se vive un ambiente de inseguridad que ha sido aprovechado por los delincuentes, que en las últimas semanas han asaltado también la sucursal de la farmacia Benavides y, de acuerdo con otras fuentes, similar suerte ha corrido la cafetería Starbucks.

“Lo más increíble es que la gente llega al aeropuerto y tiene una sensación de que arriba a territorio seguro, pero por lo menos durante las madrugadas es todo menos eso”, dice una fuente familiarizada con lo que ahí ha venido ocurriendo.

Además de los asaltos a esos locales, hay denuncias de que a últimas fechas los cajeros automáticos ahí instalados habrían sufrido intentos de robo. Una institución bancaria de las que tiene ahí esos despachadores de efectivo me confirmó esa versión.

Otra fuente reporta que incluso se han dado secuestros exprés de gente que labora en esa terminal aérea. Aseguran que al respecto hay al menos un reporte ante la PGJCDMX.

En la Terminal 2 operan Aeroméxico, Delta, Copa y LAN Airlines. Se calcula que 45 por ciento de las operaciones que el año pasado movieron a más 38 millones de pasajeros ocurren en esta terminal.

Según los testimonios recabados, los asaltos e intentos de asalto han ocurrido sobre todo en la madrugada, cuando, a decir de empleados de esa terminal, no hay quién vigile.

Las quejas en torno a la deficiente operación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México van más allá de la incomodidad y suciedad de sus espacios, trascienden las molestias y fatiga de cuantos padecen retrasos injustificables, van más allá del reiterado uso de “posiciones remotas” cuando al mismo tiempo se ve cómo Interjet ha erigido todo un edificio corporativo cancelando, según fuentes bien informadas, lo que era un posición para embarque y desembarque.

Porque una cosa son las constantes molestias por la pésima experiencia que provocan baños malolientes, improvisadas puertas de embarque, estacionamiento caro e insuficiente, tardanza en la entrega de equipaje, etcétera, y otra mucho más grave que ya se haya instalado la inseguridad, violencia que hasta el momento tiene a los empleados de la Terminal 2 como víctimas, pero que en cualquier momento puede alcanzar a los pasajeros que llegan o salen desde esas instalaciones.

Testigos de esa violencia piden enviar este mensaje a los viajeros: No, cuando llegas al AICM no llegas a un territorio seguro, por tu bien, no te confundas y toma tus precauciones.

​Twitter:
 @SalCamarena

Bilateral aéreo, listo…

De naturaleza política

Bilateral aéreo, listo…

La aviación ha experimentado un proceso de modernización en todos los órdenes que, según la propia autoridad, constituyó a 2015 como el tercer año consecutivo con un máximo histórico en materia de transportación.
13 de Abril de 2016
De no ocurrir nada extraordinario, de último momento que lo impida, el pleno senatorial deberá aprobar en las próximas semanas —“antes de concluir el actual periodo ordinario” se entiende— un nuevo convenio bilateral en materia de transportación aérea entre México y Estados Unidos que, luego de muchas consultas y “jaloneos” de diversa índole, suscribieron originalmente ambos gobiernos, en Washington,  el pasado 18 de diciembre.
El dictamen respectivo, elaborado por las comisiones unidas de Relaciones Exteriores para América del Norte y de Comunicaciones y Transportes que lideran la priista
Marcela Guerra y los panistas Gabriela Cuevas y Javier Lozano, respectivamente, ya está listo y, a decir de quienes más conocen sobre el particular, cuenta con el consenso suficiente para salir airoso en su evaluación, debate y votación por parte del pleno de la Cámara alta.
Y esto, en virtud de que, como el mismo dictamen apunta, el nuevo Acuerdo —que sustituiría al actual, que data de 1960— además de actualizar la normatividad respectiva, asume el compromiso de fomentar y facilitar un sistema de aviación internacional basado en la competencia en el mercado entre líneas aéreas, amén de garantizar el más alto grado de seguridad y protección en el transporte aéreo (binacional), reafirmando “su profunda preocupación por los actos o amenazas contra la seguridad de las aeronaves, que comprometen la seguridad de las personas o la propiedad”, perjudican las operaciones y debilitan la confianza del público en la aviación civil.
Ello, se entiende, además de brindar a las aerolíneas —“las nacionales y las estadunidenses en igualdad de condiciones”, obvio— la posibilidad de ofrecer al público viajero y el servicio de carga, una mayor variedad de opciones, tarifas innovadoras y competitivas y, más importante aún, calidad que, con frecuencia, constituye un punto de crítica a la operación de empresas participantes en este singular mercado.
Al margen de otras consideraciones, lo cierto es que, en los tres últimos años, la aviación ha experimentado un singular proceso de adecuación y/o modernización en todos los órdenes que, según la propia autoridad, constituyó a 2015 como el tercer año consecutivo con un máximo histórico en materia de transportación de pasajes y carga, con crecimientos anuales de 12.3% y 6.1%, respectivamente, además de incrementar su oferta de asientos y de unidades aéreas.
En los tres últimos años pues, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el Producto Interno Bruto aéreo nacional creció 38% y la inversión pública y privada en la industria superó los 34 mil millones de pesos, lo que no es poco.